Descubre las complejidades emocionales que enfrentan las familias después de mudarse, ya sea a una nueva ciudad o país. La migración implica separación y duelo, afectando tanto a quienes se van como a quienes se quedan. Este artículo de Rhaiza Medina explora el proceso psicológico de la separación, destacando cómo afecta a niños y adultos mayores. Además, ofrece recomendaciones para sobrellevar el impacto emocional, subrayando la importancia de la aceptación, expresión de emociones y la gestión positiva de la situación.

Por Rhaiza Medina.

Cambiar de ciudad o incluso de país, por la razón que sea es una decisión que genera una revolución emocional, pues a la vez que la ilusión motiva, también se piensa en lo que se deja atrás, no solo la nostalgia sino una vorágine de emociones se agolpan.

Como se quiera ver la migración implica separación y con ello duelo. Quien se va extraña a los que se quedan y viceversa; pero quienes se quedan especialmente sufren de ansiedad por separación, tristeza que puede devenir en depresión y la angustia de no saber por cuánto tiempo se prolongará la distancia, por ejemplo.

En ambos bandos se vive un duelo, que en este caso es por separación. Recordemos que el duelo es un proceso psicológico que se produce tras una pérdida, la muerte, abandono o la mera ausencia física, que como toda herida necesita tiempo y atención.

En los adultos puede explicarse desde la incertidumbre por el futuro y por el cumplimiento de las metas trazadas; sin embargo, en los niños este sentimiento se traduce en «miedo al abandono» pues no les es sencillo entender la complejidad del proceso de migrar, de aprender una nueva realidad, de tener que ver a un ser querido partir a un nuevo país; para su perspectiva simplemente, ven que papá, mamá, su tío o hermana ya no está y que no puede abrazar a esta persona cuando lo necesite. Simplemente, no está y se sienten desvalidos.

Algo similar incluso a lo que le sucede a los niños pasa con los adultos mayores de la familia, quienes en muchos casos presentan manifestaciones físicas que se somatizan ante el escenario de la separación, sobre todo porque durante las fiestas y en especial las decembrinas, el contacto de comunicación es más frecuente e incluso se extiende en el tiempo, se remueven recuerdos y se comparten ilusiones. Para muchos abuelitos y pequeños de la casa, enero vuelve a ser el enfrentar el momento de quedarse solos, porque se retorna a la “normalidad” y con ello a la rutina de la visita eventual, sea física o virtual.

Bajo la perspectiva que se quiera tener no es un tema sencillo y mucho menos fácil de llevar el día a día posterior impacto inicial de la separación. Pues con el tiempo la rutina hace su trabajo y se llega a la aceptación; pero meses como el que acabamos de dejar, abruman con mucho peso por su significado gregario.

Para el que se va los duelos en la migración se traducen en: la familia y los seres queridos, la lengua, la cultura, la tierra, el estatus social, el contacto con el grupo de pertenencia y los riesgos para la integridad social. Para los que se quedan: en extrañar a los familiares y su interacción hasta protección si se quiere, aceptar ser señalados como parte un nuevo sector de la población que tiene a la familia dividida, afrontar el duelo por abandono e incluso la soledad misma y la desatención en casos extremos.

Es importante no perder de vista que lo que se está sintiendo es algo único para cada persona, hay que evitar compararse con cómo se están reaccionando otros familiares y amigos, pues cada quien vive sus procesos, la ventaja actual está en que contamos con el vínculo digital que nos acorta distancia y es un contacto en tiempo real.

Como recomendaciones generales, sin embargo podríamos hablar de:

  • Aceptar tus emociones, evitando reprimirlas porque son totalmente válidas.
  • Ventilar las emociones expresándose con familiares o amigos que te den confianza y apoyo.
  • Dejarse acompañar y acompañar bien sea física o virtualmente.
  • Planifícar una rutina, que ayude a organizar las actividades en las que se puedan establecer pautas de comunicación procurando que sean lo más extensas y nutritivas posibles tanto en lo informativo como en lo emocional; pueden ser llamadas o video llamadas.
  • Intercambiar mensajes (audio, texto o video) a lo largo del día que aunque puntuales comparten experiencias.
  • Si es posible planificar encuentros personales.

Pese a todo la clave del éxito para mí está en gestionar la aceptación, es decir, asumir la situación porque es la realidad que vivimos; manejar la positividad buscando alternativas para suplir la falta de contacto con nuestros seres queridos y sobre todo que haya sinceridad, mentir acerca de nuestros sentimientos o situación actual es un error, es necesario expresar y explicar nuestras emociones de manera constructiva, es un derecho recibir y dar atención y cariño.

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