Descubre el poder de los abrazos como un lenguaje silencioso que trasciende las palabras, fortalece relaciones y brinda apoyo emocional en este conmovedor artículo.

Por Juan Carlos Martin Rojas.

En una de mis tantas conversaciones con el médico psiquiatra Dr. Abraham Genis, él sólo me dijo: “Fíjate en las madres, porque las madres tienen una sensibilidad especial para con su hijo: paciente psiquiátrico”. No tardé en acordarme de mi propia madre y como luchaba en cada situación que me acontecía, cómo movía cielo y tierra para beneficiarme. Y al final de su vida yo pasé a ser Cuidador de ella hasta que repentinamente me tocó hasta verla morir… mientras estábamos desayunando… un día sábado.

Siempre sabía que tenía una aliada para mi enfermedad y ella le decía a todas sus amigas que se ocuparan de mí si ella faltaba (eso me lo contaron después). Recuerdo cuando cumplí 49 años, último cumpleaños que pasaríamos juntos antes de su partida al transmundo, que estando enferma hizo un gran esfuerzo por prepararme una torta de almendras, estando ya muy enferma (84 años). Ella entró en un proceso de demencia senil los últimos seis meses de su vida y en una de las crisis ella creía que tenía un hijo enfermo llamado Juan, que estaba perdido en la calle, y que lo habíamos corrido de la casa, ese Juan era yo: desdoblado en su mente. Hasta que una tía le hizo entrar en razón y le recordó que ese Juan era yo mismo, me pidió perdón, y nuestra relación de amor y mutua comprensión se afianzó.

Pero ella, desde un principio hizo todo lo que estuvo en sus manos para que yo me sanara: Recuerdo claramente que le preguntó delante de mí a un psiquiatra y otra vez a una psicóloga por el Libro: “Muchas Vidas, Muchos Maestros” de Bryan Weiss (que trata de la reencarnación), como que estaba muy intrigada por lo que me pasó y siempre se preguntaba. ¿Por qué Juan Carlos? Y una vez dijo que ella mi enfermedad la conocía a la perfección: por ejemplo cuando yo le salía con una malacrianza o antipatía, ella sabía no llevarme la contraria y se hacía la desentendida, aunque a veces discutíamos, en fin, entre una madre y un hijo, cuando están unidos, no hay barreras. O me dejaba literatura sobre mi enfermedad, en mi cuarto, sin decirme nada.

Y ahora pregunto yo a todos los pacientes psiquiátricos que están jóvenes: ¿Qué va a pasar cuando “papi y mami” ya no estén? ¿Quién te va a proteger? Pueden haber hermanos mayores o menores, otros familiares, amigos, correligionarios, el Estado, la Iglesia, la fe en Dios (Contacto  con el Poder Superior como cada quien lo conciba); pero hay una verdad: no hay nada como la autosuficiencia y planificarse, por eso GEMA centra todo su esfuerzo en que los pacientes sean proactivos y emprendedores. A mí en lo personal me ha costado mucho la inserción laboral y actualmente (2023) estoy con un Emprendimiento personal. Mi padre también murió un tiempo después y verlos en sus fotos me da una cierta sensación de libertad y mucho cariño, además de mis creencias religiosas, ellos están allí, junto con Dios y no hay nada que temer (me comunico con ellos).  No niego que me han dado muchas crisis (especialmente durante la pandemia) pero creo que me he superado muchísimo con la ayuda de mis hermanos y algunos amigos, además de la terapia ocupacional que significa mi trabajo en GEMA.

Y cuando hay un difunto tan cercano, llega un momento en que pasa el dolor y sólo queda el Amor: que es “El vínculo perfecto” Ese es el poder de las madres.

18 de Julio 2023

Prosa poética que le escribí a mi Madre cuando cumplió 80 años.

A perpetua Eternidad.

A mi Madre Elizabeth en su 80 años de Aniversario de Nacimiento: 11 de Enero de 2015.

Una buena Escultura… un buen Retrato… Una buena Fotografía…

Cuando las vemos a ellas: “Más bellas que una diosa…”  nos damos cuenta que la Estética es tan agradable en la Vida… que  adorna y descansa la Mirada, alimenta los Afectos e Ilusiones… y nutre la imaginación alrededor de la ingenuidad y la lozanía de la juventud.

Cuando no existíamos, en que cada uno solo éramos un eterno proyecto de Dios «en ciernes», nos podríamos preguntar: ¿Cualitativamente qué tipo de resultado iba a salir de allí y su evolución?  En el fondo nadie de este mundo lo sabía… Sólo éramos ellas y nosotros: nadie más… y el Ojo Divino observándonos… en una perfecta bóveda biológica donde todo se fraguó misteriosamente bajo la sospecha de todos.  El resultado está a la vista… no hace falta colocarse los anteojos… para saberlo… para entenderlo pasarán años…

Pero allí continúan las pétreas poses de nuestros afectos más cercanos, ante algún maestro que los inmortalizaba en alguna época determinada; y los sueños, alegrías o tristezas  de juventud quedaron paralizados; testimonios iluminados que quizá ya no son pero que permanecen allí.

Vivencias de un pasado que no nos tocó vivir: ¿Cómo eran ellas? ; ¿Cómo se paseaban presurosamente por las calles y avenidas magnéticamente? , ¿Cuántas miradas robaban al transeúnte muchas veces sin darse cuenta?  Las mujeres de antes tenían un “no sé qué” el cual es muy, muy, muy…

Testimonios gráficos de un pasado que jamás conocimos “en vivo”. Generaciones posteriores… que solo podemos imaginar… que solo podemos contemplar y entender: gracias a las anécdotas tácitas de una mirada perdida, que tiene pasado, que tiene antepasados.  Que sin sospecharlo, tienen un Gran Linaje.  Que ha envejecido… que quizá ya no recuerda el Templo del que fue depositaria y receptáculo…

Mujeres que aman a Dios: inmóviles… ¿Qué podemos agregar o reiterar?  Ingenuidad… Anhelos… Esperanzas de juventud… ¿Cómo despertarán cuando toquen la Eternidad con sus labios en una Ancianidad cuando el alma de ellas aún es joven?   Eternidad… Eternidad… Eternidad… Que palabra hermosa  con un significado de Vida tan especial: tan sin final… que se puede dulcemente saborear… 

La estética y la ética que les conlleva a estas féminas agraciadas;  viajarán al futuro en los genes de su descendencia, si Dios quiere. Y linajes ancestrales de todo tipo seguirán llenando la Tierra… y se continuará  tejiendo la trama del futuro… hasta que todos, o casi todos o muchos nos encontremos en la Eternidad… palpando de cerca una locura especial…en proyección hacia un final: «sin final»…

La belleza física nunca fue garantía de felicidad… la vida tiene tantos aspectos… Seamos mujeres y hombres integrales, además de profundos. Así reza algún libro Sagrado: “…todo es Vanidad…” Cuando las vemos a ellas: “Más bellas que una diosa…” a perpetua eternidad…

23 de Diciembre 2014

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